Pol era tan poco escrupuloso que tomó a la confundida
Aayla como una de sus posesiones, manteniéndola como un seguro contra futuras
represalias Jedi. Quinlan Vos, aunque también sufrió un borrado de memoria,
encontró a Aayla. Las habilidades de la Fuerza latentes en Aayla, desprovistas
de las reglas del olvidado Código Jedi, estaban sumidas en una confusa rabia.
Su falta de control dio como resultado la muerte de Pol Secura. Aayla
aterrorizada, huyó de Ryloth y se escondió del Jedi perseguidor. La vulnerable padawan culpaba a Quinlan de su pérdida y cayó
bajo la influencia de Volfe Karrko, un siniestro Jedi oscuro que estaba
prisionero en la luna prisión de Kiffex. Hipnotizada por su oscuro poder, Aayla
liberó a Karrko del campo de prisioneros. También atacó a su antiguo maestro.
En el conflicto que siguió, Aayla recuperó sus recuerdos y se dio cuenta de lo
lejos que estaba del camino de los Jedi que ella había seguido.
El Consejo Jedi en su sabiduría, decretó que Aayla y Quinlan
deberían separarse mientras ella se recuperaba del toque del lado oscuro. Como
aún era una padawan, Aayla fue puesta bajo la tutela del maestro Tholme, el que
una vez había instruido a Vos. Bajo su guía, Aayla conseguiría pasar sus
pruebas y convertirse en una Caballero Jedi hecha y derecha.
Como la mayoría de los twi´lek era agraciada y atlética. Era
muy inteligente e impulsiva y parecía carecer de miedo. Tenía un endiablado y a
veces malicioso sentido del humor. Aunque era muy hábil con el sable láser ella
prefería usarlo estrictamente para defenderse; como la mayoría de su gente,
prefería evitar la violencia.
Esta preferencia se mantuvo incluso cuando se vio forzada a
realizar misiones militares durante las Guerras Clon. Sus habilidades hicieron
que se le asignasen misiones clave de inteligencia y operaciones encubiertas.
Una semana después de la Batalla de Geonosis, Aayla y Ylenic
Itkla se disfrazaron de contrabandistas para realizar una importante misión en
Corellia. Otra vez, se hizo pasar por una mecánica llamada Jaayza cuando
buscaba a su antiguo maestro Quinlan en la estación espacial de la Rueda.
Aayla encontró a Quinlan que se hacía pasar por un pistolero
a sueldo llamado Korto Vos. A ella le molestó como la vida de forajido parecía
haberle cambiado. El papel de desaliñado traficante de armas parecía tan
natural en él que le costó trabajo encontrar al noble caballero Jedi que ella
conocía, escondido bajo la concha de desaprensivo. Quinlan estaba resentido por
no haber sido capaz de presentir la trampa de Geonosis que costó la vida a
cientos de Jedi, ya que pensaba que su posición en la inteligencia debería
haberle permitido detectar esto. Además el estallido de las Guerras Clon le
hizo cuestionarse si merecía la pena defender a la República.
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