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PADMÉ AMIDALA
Nacida como Padmé Naberrie, el nombre formal del
líder real de Naboo era Reina Amidala.
De niña era un prodigio y por ello recibió una educación muy esmerada, acorde con sus capacidades. Siempre estuvo muy interesada en el servicio público y de niña fue una voluntaria del Movimiento de Ayuda a los Refugiados, prestando su ayuda durante el éxodo Shadda-Bi-Boran. |
A los ocho años se incorporó a los Jóvenes Legisladores y se
convirtió en un Joven Legislador a los once años. A los catorce años fue
elegida Reina de Naboo.
Durante el asedio de la Federación de Comercio a Naboo, los
maquiavélicos neimoidianos trataron de forzar a Amidala para que firmase un
tratado que legitimizase una ocupación descaradamente ilegal. Amidala lo
rechazó y fue sentenciada a ser internada en un campo de prisioneros. De camino
a su prisión, Amidala fue liberada por los embajadores Jedi Qui-Gon Jinn y su
joven padawan Obi-Wan Kenobi, que llevaron a la Reina y parte de su comitiva a
Coruscant para exponer su caso ante el Senado con la ayuda del representante
galáctico de Naboo, el senador Palpatine
Durante su viaje a Coruscant, una avería provocada por el
ataque de las naves de la Federación de Comercio cuando huían del bloqueo, les
obligó a tomar tierra en el planeta Tatooine para conseguir repuestos y poder
reparar la Nave Real. Amidala, disfrazada como una doncella de la Reina,
acompañó al Caballero Jedi Qui-Gon Jinn a Mos Espa. Allí, en el almacén del
chatarrero Watto conoció a un niño que llegaría a ser alguien muy importante
para ella y para toda la galaxia. Ese
niño era Anakin Skywalker. Pronto simpatizaron iniciando una cariñosa amistad.
Gracias a su ayuda y sus fantásticas habilidades como piloto, consiguieron las
necesarias piezas para poder reparar la nave y así continuar su viaje.
En Coruscant
Amidala comprendió la ineficacia de la política galáctica observando como los
políticos de la Federación de Comercio maniobraban para hacer llegar a un punto
muerto su alegato. Siguiendo las indicaciones del senador Palpatine, Amidala
planteó una moción de censura contra el Canciller Supremo Valorum.
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Harta del
senado, Amidala regresó a Naboo y pidió ayuda a los nativos Gungan para
liberar la capital capturada. Durante la
Batalla de Naboo, Amidala se infiltró en su propio palacio y forzó al Virrey
neimoidiano Nute Gunray a acabar la ocupación. Los cobardes neimoidianos, con
sus ejércitos vencidos, se rindieron y la libertad volvió de nuevo a Naboo.
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Mientras la
Reina Amidala fue la gobernante de Naboo, tuvo una gran plantilla de consejeros
y ayudantes que se ocupaban de la rutina diaria. Sio Bibble, por ejemplo, era el gobernador de Naboo, Panaka era el
leal guardaespaldas de Amidala y el jefe de seguridad. Ric Olié era el piloto
de la reluciente Nave Real y jefe del Grupo Bravo.
Pero las
personas más importantes del séquito de Amidala eran sus cinco doncellas:
Saché, Yané, Rabé, Sabé y Eritaé. No solo ayudaban a la Reina con sus
complicados vestidos, peinados o maquillaje. También estaban entrenadas para la
lucha cuerpo a cuerpo. Cuando Amidala estaba en peligro, se disfrazaba como una
de sus doncellas tomando el nombre menos formal de Padmé y en esos momentos
Sabé se hacía pasar por la Reina. Al terminar su mandato, Amidala estaba
obligada constitucionalmente a dejar el cargo, aunque sus conciudadanos habrían
aceptado de buen grado una enmienda que la hubiese permitido gobernar por más
tiempo. Ella tenía todo el derecho a retirarse y dedicarse a su vida personal,
pero Amidala seguía siendo una apasionada por el servicio público. A petición
de la nueva monarca de Naboo, la Reina Jamillia, Amidala se convirtió en
senadora de Naboo ocupando el puesto que una vez había sido ocupado por
Palpatine. En una galaxia experimentando tumultuosos cambios, su naturaleza
franca brillaba como un faro de razón y racionalidad en medio de un senado cada
vez más fragmentado.
Con el
surgimiento del movimiento separatista amenazando la estabilidad de la
República, Amidala era un de los pocos senadores que abogaba por una solución
pacífica de la crisis. Los senadores más alarmistas pretendían crear una fuerza
militar que protegiese la República. Pero Amidala lideraba la oposición contra
el Acta de Creación del Ejercito. Ella pensaba que tal medida conduciría
inevitablemente a hostilidades con los separatistas.
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El día de la
votación del Acta, el Crucero Real de Amidala fue atacada al llegar a
Coruscant. Siete personas murieron en la explosión, entre ellas Cordé una de
sus queridas guardaespaldas, la cual se estaba haciendo pasar por la senadora.
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Aunque algunos sospechaban que los descontentos mineros de especia de las lunas
de Naboo eran los culpables, Amidala pensaba que el Conde Dooku, líder de los
separatistas, estaba detrás del ataque. Lo cierto, es que un viejo enemigo de
Amidala, Nute Gunray, había contratado a unos cazadores de recompensas para
silenciar a la joven senadora de Naboo de una vez por todas. Pero esto se
descubriría más tarde.
Por orden del
Canciller Supremo Palpatine, Amidala fue puesta bajo la protección de los
Caballeros Jedi. Amidala se iba a reunir de nuevo con Obi-Wan Kenobi y su
aprendiz Anakin Skywalker, al que no había visto en una década. Un segundo
intento de asesinato por la cazadora de recompensas Zam Wesell puso en
evidencia el gran peligro que corría
Amidala.
Anakin escoltó a
Padmé a Naboo donde estaría oculta, mientras los Jedi investigaban los ataques
contra ella. En esos momentos de tranquilidad y soledad en el bello paisaje del
País de los Lagos de Naboo, Anakin y Padmé retomaron la cariñosa amistad que se
había interrumpido diez años antes y se enamoraron profundamente.
Era un amor
prohibido para ambos. Por los principios del Código Jedi, Anakin no podía
establecer una relación romántica, y Padmé necesitaba concentrarse en su
carrera. A pesar de sus fuertes sentimientos, fue Padmé la que permaneció firme
rechazando las proposiciones de Anakin, mientras ella luchaba con su propio
corazón.
Pero el amor
hacia Padmé no era el único problema de Anakin. El padecía de horribles
pesadillas en las que veía a su madre en peligro. Cuando no pudo soportarlo
más, Anakin regresó a Tatooine acompañado por Padmé, para encontrar a Shmi.
Anakin encontró
a su madre muriéndose y se lanzó en venganza contra los Guerreros Tusken que la
habían torturado y matado. Cuando regresó a la granja de los Lars, confesó a
Padmé sus acciones y se derrumbó con vergüenza y desesperación por lo que había
hecho. Padmé viéndolo herido y sollozando, se compadeció de él y le reconfortó
lo mejor que pudo.
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Poco después
Anakin y Padmé volaron a Geonosis para rescatar a Obi-Wan, que había sido
capturado por las fuerzas separatistas. Padmé esperaba utilizar sus habilidades
diplomáticas para parlamentar con los separatistas pero ella y Anakin fueron
capturados. En un juicio por espionaje ambos fueron sentenciados a muerte.
Enfrentada a la
aplastante evidencia de la proximidad de su muerte, Padmé liberó sus
sentimientos y declaró su amor a Anakin.
Los dos fueron
conducidos al centro de la arena de ejecución al lado de Obi-Wan y tres bestias
mortales fueron lanzadas contra ellos para deleite de los espectadores geonosianos.
Aunque herida por el zarpazo de un feroz nexu, Padmé se liberó y decepcionó a
sus ejecutores.
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El espectáculo
fue interrumpido por la llegada de los refuerzos Jedi y entonces empezó la
primera batalla de las Guerras Clon.
A pesar de sus
objeciones iniciales a la creación de un Ejercito de la República, Padmé luchó
al lado de las recién creadas tropas contra las fuerzas separatistas.
Después de la
Batalla de Geonosis, Anakin escoltó a Padmé a Naboo. Allí, en el oculto retiro
del lago, el mismo lugar en el que su amor prohibido había florecido, ambos se
unieron en matrimonio en una ceremonia presenciada sólo por C-3PO y R2.
Este tranquilo
gesto de amor precedía a los momentos más oscuros a los que iban enfrentarse
Amidala y la galaxia entera.
Amidala siguió
sirviendo fielmente al Senado, aunque a menudo estaba preocupada por la
creciente carrera de su marido secreto. Anakin se había convertido en un héroe
en toda la República y mientras los ciudadanos se emocionaban con sus hazañas,
ella estaba profundamente preocupada por su seguridad. Los pocos momentos que
podían estar juntos eran demasiado breves.
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La guerra estaba
concentrada en el Borde Exterior, lejos de Coruscant, y Padmé veía muy poco a
Anakin. Cuando el sitio del Borde Exterior acabó, Padmé tenía unas maravillosas
noticias para Anakin: iba a ser padre.
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Los años de
guerra vieron la continua transformación de la República. Para presentar
batalla a los Separatistas en los distintos frentes de batalla, el Canciller
Palpatine proclamaba decretos ejecutivos que le proporcionaban mayor poder,
despojando al senado de la poca habilidad que tenía para librar la guerra.
Muchos
recibieron con brazos abiertos este cambio de poder, en especial los más
corruptos. Sin embargo, un pequeño grupo de senadores estaba cada vez más
preocupado por las enmiendas de Palpatine. Los senadores Bail Organa y Mon Motma hablaban de alternativas drásticas
en reuniones clandestinas. Padmé era uno de esos idealistas secretos junto con
los senadores Fang Zar, Giddean Danu, Chi Eekway, Terr Taneel y Bana Breemu.
Decidieron mantener sus discusiones en absoluto secreto, incluso a sus más
allegados. Padmé estuvo de acuerdo aunque temía que Anakin pudiese sentir su
duplicidad... y quizás interpretarlo como otra cosa. Aunque las acciones contra
Palpatine fueron llevadas a cabo con mucho cuidado y mesura para no rayar en un
acto de sedición, Padmé estaba a favor de una solución diplomática en los
límites de la ley. Incluso le pidió a Anakin que utilizase su relación con
Palpatine para que lo presionase a llegar a una resolución pacífica de la
guerra, pero su marido rechazó el encargo. Quería que esas cosas permaneciesen
el los círculos políticos, lugar al que pertenecían. Sus dudas sobre el sistema
preocuparon a Anakin. A sus ojos empezaba a parecer una separatista.
Padmé empezó a recoger los ruegos
de los que se convertiría en la Delegación de los 2000, un grupo de senadores
descontentos que criticaban formalmente el mandato de Palpatine. Ella le
presentó al Canciller las preocupaciones de la Delegación, a las cuales no hizo
caso. Palpatine con cuidado sembró la duda de las intenciones de Padmé en la mente
de Anakin, al tiempo que explotaba los miedos de Skywalker de perderla.
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Anakin estaba sufriendo terribles
pesadillas en las que Padmé moría durante el parto. Como sus sueños proféticos
habían predicho la muerte de su madre, estas visiones le perturbaban en gran
modo. No podía soportar el perder a Padmé y haría cualquier cosa para
mantenerla a su lado.
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Un acceso a unos poderes oscuros que de una forma
antinatural preservaban la vida le fue revelado a Anakin. Era un poder que
podría conseguir aliándose con Darth Sidious, el Oscuro Señor del Sith.
Padmé, como el resto de la
República, no sabía que el Canciller Palpatine era de hecho un Lord Sith que
finalmente logró que Anakin se convirtiese en su aprendiz, pasando a llamarse
desde ese momento Darth Vader. Como Vader, Anakin lideró un ataque al Templo
Jedi y fue a Mustafar a matar a los líderes Separatistas acabando de un plumazo
con las Guerras Clon.
Fue Obi-Wan el que le contó a
Padmé la verdad. Había visto pruebas de los ataques de Anakin. Padmé estaba
aturdida. Incapaz de aceptar esta oscura realidad, fue a Mustafar para
encontrarse con Anakin. Sin saberlo ella, Obi-Wan se escondió en su nave.
Tal y como Kenobi había dicho,
Padmé no fue capaz de hacer entrar en razón a Anakin. En su retorcida
percepción de la realidad, el lo había hecho todo por la galaxia, para
convertir la corrupta República en un Imperio justo para sus hijos. Borracho de
poder, Anakin incluso le prometió que se
desharía del Emperador y que convertiría la galaxia en lo que él y Padmé deseaban.
Padmé estaba desolada con la
transformación de Anakin. Cuando su rabioso marido vio salir a Obi-Wan de su
nave, saco la peor de las conclusiones. Anakin lo vio como una larga cadena de
traiciones y ahora su mujer había traído a Mustafar a su antiguo maestro para
que lo matase. Anakin alzó su mano y capturó a Padmé en un estrangulamiento
telequinético. Padmé luchaba por respirar mientras la vida empezaba a
abandonarla.
Anakin la soltó cuando se enfrentó
a Kenobi y Padmé se desmayó. Mientras Kenobi y Skywalker se batían en las
instalaciones de Mustafar, C-3PO y R2 llevaron con cuidado el cuerpo inerte al
interior de su nave. A pesar de que fue llevada rápidamente a bordo de su nave
a las instalaciones médicas de Polis Massa, sus signos vitales continuaban
debilitándose.
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Padmé nunca supo lo que le había
ocurrido a Anakin, nunca vio los daños que le produjeron la hoja de Kenobi o la
lava de Mustafar. Sólo sentía que el bien aún estaba en su interior. Con su
último aliento trató de convencer de ello a Obi-Wan.
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Antes de morir, Padmé tuvo la
fuerza suficiente para dar a luz. En las extrañas instalaciones alienígenas de
las pesadillas de Anakin, dio a luz a los gemelos Leia Organa y Luke Skywalker.
Obi-Wan, Yoda y Bail Organa se encargaron de poner los niños a salvo.
El cuerpo de Amidala fue devuelto
a Naboo. En un funeral de estado miles de ciudadanos de Naboo presentaron sus
respetos a su amada representante.
UNIVERSO EXPANDIDO
Padmé nació en un pequeño pueble de montaña y era
hija de una familia humilde. Pronto fue identificada como una de las mejores y
más brillantes mentes de Naboo y se educó conforme a esto.
Ella sirvió como supervisora de la ciudad de Theed dos años antes de se elegida Reina de Naboo. Como Amidala alcanzó la cima de su educación y ser reina era el remate natural para su carrera.
Amidala sustituyó al Rey Veruna
que dejó el trono después de un mandato de trece años debido a que se vio
envuelto en un escándalo que lo mezclaba con políticas interplanetarias.
Amidala fue elegida en una elección global electrónica que se demoró cuatro
minutos.
Los sofisticados trajes, peinados
y maquillajes de la Reina estaban impregnados de símbolos históricos
importantes para los Naboo.
Su cara pintada de blanco tenía
dos estilizadas y bellas marcas en las mejillas para mostrar simetría y la
pintura que divide al labio inferior era llamada “la cicatriz del recuerdo”, la
cual hacía referencia a los tiempos de sufrimiento de Naboo antes del Gran
Tiempo de Paz. Tras acabar su reinado y convertirse en la representante de
Naboo en el Senado Galáctico, Amidala se vio envuelta en un torbellino cuando
un movimiento Separatista se extendió rápidamente por toda la galaxia. Los
incidentes de violencia hicieron sonar la alarma de la guerra en muchos
senadores reaccionarios. Amidala, sin embargo,
se mantuvo fiel a sus ideales pacifistas, viajando por todo su sector
nativo de Chommel para obtener soluciones diplomáticos y no militares. Por
esto, los medios de comunicación más populares del momento, la ponían verde a
ella y a su mensaje nada popular.
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Una vez que las Guerras Clon
hubieron estallado, Amidala continuó abogando por la diplomacia, pero los
cañones de la guerra iban apagando su voz poco a poco. La Confederación de
Sistemas Independientes, y más específicamente el miembro fundador Nute Gunray,
ofreció una colosal recompensa por su cabeza debido a su odio personal y por
ello
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Amidala pasaba la mayor parte del tiempo en Coruscant o Naboo protegida
por el siempre leal Capitán Typho. Raras veces veía a su marido, Anakin Skywalker,
que estaba moviéndose constantemente por los frentes de batalla más cruciales
de la guerra. Durante esa época amos mantuvieron correspondencia en secreto.
Tras cuatro meses de guerra el
Maestro Yoda viajaba en el Yate Naboo de Padmé cuando sintió una perturbación
en la Fuerza. El sagrado Templo Jedi de Ilum estaba siendo atacado por la
Confederación. Padmé, deseando ayudarlo, estuvo de acuerdo en llevarlo al
gélido planeta, aunque necesitó una persuasión adicional para que el Capitán
Typho le permitiese ponerse en una situación peligrosa.
Cuando Anakin fue ascendido a
Caballero Jedi, en secreto le hizo un regalo a Padmé, su coleta de padawan. A
cambio ella le dio a R2 para que fuese su astromecánico. En este momento Padmé
empezó a considerar a C-3PO como parte de su delegación senatorial. Para que
encajase mejor con la sofisticada sociedad de Coruscant, 3PO fue recubierto con
una brillante carcasa dorada.
Las Guerras Clon convirtieron la
galaxia en un lugar demasiado peligroso para un senador leal. Padmé incluso
armó su Esquife Estelar de Naboo, una precaución impensable en tiempos más
tranquilos. Aunque pasaba la mayor parte del tiempo en la capital, las misiones
de caridad a menudo le hacían abandonar la protección de Coruscant. Durante una
visita a Norval II mandalorianos contratados por Darth Sidious intentaron
raptarla, pero las fuerzas republicanas los emboscaron antes de que pudiesen
actuar.
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