TOYDARIANOS
Una especie pigmea de piel azul, pequeñas alas y unas
características vagamente aviares, los toydarianos tienen una trompa
achaparrada que apenas oculta unos diminutos y afilados colmillos. Sus piernas
acaban en pies palmeados y los machos, como Watto, tienen barba. Sus alas
parecen frágiles, pero los toydarianos pueden volar bastante rápido y prefieren
volar a caminar. También son insensibles a los poderes metales de los Jedi.
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A pesar de parecer gordinflones, los toydarianos son muy
ligeros debido a que sus tejidos son muy esponjosos y están llenos de gas. Los
toydarianos nacen completamente desarrollados, son una copia en miniatura de
sus padres y capaces de volar desde el momento de su nacimiento.
El planeta natal de los toydarianos, Toydaria, está
cubierto de lagos de estiércol ricos en nutrientes. En estos lagos habitan
algunos depredadores como el peligroso gusano-cuchara. Los toydarianos
sobreviven sobrevolándolos y sólo aterrizan en los relativamente seguros bancos
de lagas. Pero el vuelo precisa de una gran cantidad de energía, la cual
reponen consumiendo alimentos concentrados y huevos-semilla de alta energía. Las
guerras estallan de vez en cuando entre las confederaciones de toydarianos
cuando las reservas de comida son bajas.
Los cielos de Toydaria están llenos de nativos zumbando,
así que el tráfico aéreo tanto de entrada como de salida se concentra en un
único espacio-puerto y se limita a unas determinadas horas del día.
El gobierno toydariano ha construido un metro ligero para
trasladar a los forasteros de una ciudad a otra. Aunque los toydarianos han
incorporado a su vida diaria alguna de la tecnología galáctica, prefieren vivir
en pequeños pueblos que están bastante distantes del estándar galáctico.
Negociantes perspicaces, a los toydarianos les gusta
confraternizar y hacer tratos. Los mejores son orgullosos, leales y con un gran
desparpajo en los negocios. Los peores son falsos, codiciosos y aduladores. Les
gusta el juego y los negociantes más atrevidos toman las decisiones de negocios
más complicadas lanzando un dado de la suerte.
Durante las Guerras Clon el Rey Katuunko mantuvo a los
toydarianos leales a la República más por el aprecio que sentía por los Jedi
que por confianza en el Senado Galáctico.
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