NAVE REAL DE NABOO
La Nave Real de Naboo
ostenta un diseño notablemente bello que encarna el predominio de la artesanía
en los pacíficos años de la República. La pulida y aerodinámica nave Nubiana
327 Tipo J carecía de cualquier arma de ataque, pero si poseía unos potentes
escudos deflectores y un buen hiperpropulsor.
Durante la invasión de Naboo
por parte de la Federación de Comercio, la Reina Amidala y su séquito escaparon
a bordo de la Nave Real pilotada por Ric Olié. La brillante nave vivió la fase
más peligrosa de su viaje al enfrentarse al bloqueo de las naves de la
Federación de Comercio. Aunque el deflector de la nave estaba al máximo, uno de
los láser que lanzaba la Federación de Comercio impactó en el generador de
escudo. .
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Rápidamente entraron en acción
los droides astromecánicos para reparar los daños, pero casi todos se perdieron
salvo un droide, R2-D2, que proporcionó energía y reparó el blindaje.
La Nave Real se había
salvado de la destrucción, pero sufrió graves daños en el generador del hiperpropulsor
T-14, lo que obligó a la tripulación a repararlo en el planeta más cercano:
Tatooine.
Sin el hiperpropulsor no era
posible llegar a Coruscant. En Tatooine Qui-Gon Jinn consiguió las piezas
necesarias para reparar la nave.
Cuando el hiperpropulsor
estuvo reparado, la nave abandonó Tatooine con destino a Coruscant.
UNIVERSO
EXPANDIDO
Diseñada con tecnología
importada de Nubia y otras partes de la galaxia, la carrocería única de la Nave
Real fue construida en Theed. El brillante acabado, puramente decorativo, es
cromo real, una sustancia normalmente reservada sólo para las naves que sirven
al monarca de Naboo. La brillante superficie es pulida a mano y hecha por
delicados artesanos, no por autómatas o empleados de la fábrica.
El interior de la nave es
amplio. De proa a popa la nave está ocupada por los aposentos reales, una
bodega delantera, una bodega principal donde hay una estación tecnológica, la
cabina, en un nivel superior (se accede a través de un ascensor) y el Salón
Real del Trono, donde se alojaba la Reina Amidala.
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Según la tradición de Naboo,
el monarca reinante es el que le da un nombre a la Nave Real. En el momento de
la Batalla de Naboo, poco tiempo después de que
la Reina Amidala fuese coronada, ella aún no había escogido un nombre
oficial para su bien conocido transporte.
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Aunque la idea inicial era
la de crear una nave sin armas para misiones diplomáticas, los ingenieros se
encargaron de que estuviese bien equipada con vanguardistas blindajes
deflectores, potentes motores y un completo equipo de droides astromecánicos
que garantizaban la seguridad del viaje de la Reina.
Donde quiera que
la nave fuese, siempre iba acompañada por una pequeña flota de cazas Naboo N-1.
Este escuadrón de escolta conocido como el Escuadrón Bravo, era escogido entre
los guardaespaldas del soberano de Naboo y sólo se escoge a los mejores pilotos
de las Fuerzas Reales de seguridad.
Durante el
reinado de la reina Amidala, la nave estaba pilotada por Ric Olié y una
tripulación formada por los mejores técnicos, ingenieros, navegantes, ayudantes
diplomáticos, científicos y contramaestres. Cuando Amidala dejó el cargo, su
nave se retiró y se construyó una nueva nave para la nueva monarca, la Reina Jamillia.
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