HK-47
HK-47, una
máquina de matar consciente, era más que un droide de combate normal. Creado
hace cuatro mil años, era propiedad del héroe Jedi Revan. Para poner fin a las
Guerras Mandalorianas, Revan tuvo que eliminar a toda una flota con un
generador de sombra masivo.
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Pensando que en el futuro no debería de haber
muertes inútiles, Revan personalizó a HK-47 para matar aquellos blancos
individuales a los que Revan consideraba “influencias desestabilizadoras” para
el orden galáctico.
HK-47 estaba
equipado con un devastador arsenal de armas, una mente cruel y fijada para
acabar con sus objetivos y un desprecio preprogramado hacia toda forma de vida
orgánica. Podía seguir a sus blancos utilizando sensores de sonido, movimiento
y fotorreceptores infrarrojos telescópicos. Su unidad traductora le permitía
interpretar millones de lenguas galácticas. Aunque era obediente, su voz
rezumaba un sarcasmo cansino. Este modelo de cazador asesino es uno de los más
peligrosos de la galaxia.
Y aun así era un
droide de protocolo.
Esta
incongruencia no le pasó desapercibida al propio HK-47. Por un tiempo su
memoria se borró parcialmente y no podía recomponer su historia. Sabía que
quería disparar a algunos “sacos de carne” pero no sabía exactamente porque
quería hacer eso o como había llegado a considerar a los seres orgánicos como
“sacos de carne”. Esto era una reminiscencia de su vida antes del borrado.
Llamó a Malak, el aprendiz de Revan, “saco de carne” lo cual divirtió tanto a
Revan que le ordenó al droide que aplicase ese término a todos los seres
orgánicos.
Después del
borrado, el droide trabajó para una serie de propietarios a los que mataba
cumpliendo las órdenes que se le habían dado antes del borrado. Finalmente
acabó en una tienda de droides en Anchorhead, formando parte del inventario de
las propiedades de Yuka Laka. Se rumoreaba que el modelo HK había sido creado
por la Corporación Czerka para eliminar a los líderes de las compañías rivales.
Unidades como esta eran capaces de reducir a escombros todo un edificio para
acabar con un único blanco. Esta desenfrenada carnicería, combinada con la
tendencia a espantosos finales de los antiguos propietarios ha llevado a que
muchos planetas civilizados promulgasen la prohibición explícita de todos los
modelos de droide asesino HK.
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HK-47 se unió de
nuevo con su antiguo dueño y pasó a formar parte de un equipo para recuperar la
antigua Forja de las Estrellas. HK-47 gracias a su fluidez en el complicado
lenguaje de los moradores de las arenas ayudó a Revan a localizar el mapa de la
Forja en Tatooine. Para cubrir sus huellas Revan borró esos eventos de la
memoria del droide, e irónicamente, también se borraron todos sus recuerdos del
señor del Sith.
Cinco años
después del incidente de la Forja de las Estrellas HK-47 se alió con la heroína
llamada la Jedi Exiliada para luchar contra un trío de señores del Sith. En la
fábrica de droides de Telos, HK-47 convenció a los droides HK-50 para que se
uniesen a su causa.
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Evidencias
recientes sugieren que HK-47 sobrevivió durante los cuatro mil años siguientes
almacenando su conciencia en diversos sistemas electrónicos almacenando su
conciencia en diversos sistemas electrónicos. Emergió con un nuevo cuerpo en
los tiempos de la Batalla de Yavin ensamblando un ejército de mortíferos
droides en el planeta volcánico Mustafar.
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