EV-9D9
EV-9D9 era la sádica capataz al mando de las operaciones
cibernéticas en le Palacio de Jabba el Hutt. Su programación elemental era la
ideal para este trabajo. Durante su estancia en el Palacio de Jabba supervisó
la colocación de C-3PO como traductor de
Jabba y la de R2 como sirviente a bordo de la barcaza de Jabba. El droide
broncíneo era delgado como una vara y tenía una áspera voz metálica.
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UNIVERSO EXPANDIDO
El defecto de programa que transformó al inofensivo capataz
en un brutal torturador no es único en Eve: es un fallo de fabricación de la
primera hornada de unidades EV de MerenData. Muchos fueron recogidos pero Eve
fue uno de los muchos que se quedaron sueltos por ahí. Añadido a ese fallo hubo
otro error de uso que la dañó aún más.
Antes de estar con Jabba el Hutt, EV-9D9 supervisaba la
ahora cerrada planta de repulsores de Go-Corp. Los droides que trabajaban en
Go-Corp estaban increíblemente sobrecargados de trabajo. El porcentaje de
agotamiento era alto, pero la producción seguía a buen ritmo ya que los droides
normalmente son fáciles de arreglar.
Eve fue a la Ciudad de las Nubes en Bespin. Su rastro de
droides destruidos alertó a la seguridad de su presencia. Eve consiguió
destruir una cuarta parte de la población de droides de la Ciudad de las Nubes.
Saboteó los sistemas de flotación antes de conseguir piratear “la princesa
Ioprene” y escapar de los guardianes de la ciudad.
Eve reapareció en Tatooine. Sus informes de brutal
eficiencia la hicieron ganar puntos ante los ojos del siniestro Jaba el Hutt.
Ella se convirtió en la jefa de todos los droides del palacio, una posición que
a ella le gustaba.
EV-9D9 era una sadomasoquista, le gustaba emitir señales
electrónicas confusas, lo que era el equivalente droide al dolor. Ella
construía sensores especializados llamados “botones de dolor” y los instalaba
en los droides de modo que ellos pudiesen transmitir su angustia. Ella
estudiaba las señales, las saboreaba y también tenía necesidad de ellas. Eve
tenía un tercer sensor óptico especializado que podía analizar en especial los
algoritmos del dolor. Apreciaba esta habilidad extrasensorial.
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Debido a sus constantes abusos contra los droides del
Palacio de Jabba, Eve desarrolló una especie de paranoia debido a las
recriminaciones que le hacían. Eve a menudo se escondía en un laboratorio
subterráneo donde podía experimentar con sus compañeros droides torturándolos
de forma indecible.
Ella se dio cuenta del plan de los rebeldes antes que la
mayoría de los guardaespaldas, pero no se dio cuenta de que alguien iba tras
ella. Un droide obrero de la Ciudad de las Nubes, 12-46-41 dio con su pista.
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12 disparó a EV-9D9 y para que no sufriese y disfrutase con
su propio dolor le quitó su tercer ojo óptico y desconectó su botón de dolor.
Eve se moría y era incapaz de estudiar las sensaciones de sus últimos momentos.
Los droides que ella había torturado la recogieron y la desmantelaron.
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