Distrito Star Wars

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jueves, 24 de julio de 2014

Togruta


TOGRUTA

El consejo Jedi siempre estuvo formado por miembros de las más diversas especies, lo cual no fue una excepción durante las Guerras Clon. Uno de sus miembros más conocidos era Shaak Ti, una togruta que participó en muchas batallas y fue uno de los pocos Jedi que sobrevivieron a la Batalla de Geonosis.

UNIVERSO EXPANDIDO

Los togrutas son una especie humanoide nativa del planeta Shili situado en la Región de Expansión. Todos los togrutas tienen unas coloridas marcas en la piel, un rasgo genético heredado de sus ancestros depredadores. Unos largos cuernos huecos, curvos y rayados nacen en lo alto de su cráneo y tres apéndices rayados de un color más oscuro (similares a los lekkus de los twi’lek) caen hacia abajo, dos por delante cayendo sobre su pecho y un tercero, más grueso, centrado en la base del cráneo. Su piel es de color rojo oscuro y sus ojos oscuros y labios grises están embellecidos con las marcas blancas que adornan sus caras. Franjas verticales blancas y rojas cubre la piel de su pecho, espalda, brazos y piernas. Shili está cubierto por la alta y fuerte hierba turu que es de un color mezcla de rojo y blanco, por lo cual su ancestros y ellos mismos se camuflan con el entorno natural confundiendo tanto a las presas como a otros depredadores, cuando cazas, sus apéndices de la cabezas les proporcionan ecolocalización y un sentido espacial muy agudo, lo cual utilizan para rodear a sus presas herbívoras.
Son un pueblo pacífico y tranquillo, pero fieros en combate, leales a una causa y felices de estar en grupos grandes, trabajen bien con otros y encajan fácilmente en equipos de diversas culturas. A la mayoría no les gusta estar solos y tienden a seguir a los otros miembros del grupo para tener compañía.

Muchos forasteros piensan erróneamente que los togrutas son malignos, ya que poseen unos grandes incisivos que tiene la apariencia de los dientes venenosos de una serpiente. Los togrutas no suelen comprender porqué se origina esta percepción, pero los sociólogos piensan que se debe a que los togrutas prefieren comer las presas pequeñas cuando todavía están vivas.
Evolucionaron a partir de depredadores que vivían y cazaban en grupo, por ellos los actuales togrutas son cazadores eficaces que prefieren vivir en populosas aldeas comunales camufladas por las copas de los árboles y protegidas en valles escondidos. Algunos vestigios de sus orígenes permanecen en sus costumbres. Por ejemplo, los toguitas no gustan de usar zapatos, pues piensan que cubrir sus pies les aleja de la tierra de una forma espiritual.

También se espera que toda persona capaz de la aldea tome parte en las cacerías y los botines se reparten a partes iguales. Esto también se espera de los niños tan pronto pueden coger y manejar un arma, lo que suele suceder sin ningún tipo de entrenamiento previo. Creen que aquellos que no son capaces de seguir el paso del grupo deben ser abandonados para que mueran y en Shili aquellos que no son capaces de defenderse solos a menudo lo hacen. No derraman lágrimas por tales pérdidas, lo que provoca en los forasteros la impresión de que son seres sin sentimientos. Pero este no es el caso, la falta de remordimientos es una creencia de que la muerte de aquellos que no pueden defenderse por sí mismos es simplemente el curso de la naturaleza.
Los togrutas se visten orgullosamente con los resultados de sus cacerías y como signo de mayoría de edad. Es común verlos vistiendo las pieles de los animales que han cazado o luciendo otros trofeos de la cacería.
Como no les gusta estar solos, los que viven lejos de su gente sufren agudos brotes de depresión. Es por esto que salvo raras excepciones no suelen aventurarse fuera de su planeta. Los que abandonan su planeta son miembros de la Orden Jedi y en su mayoría son mujeres. Aunque no hay una tradición independiente de la Fuerza en Shili, los archivos indican que ha habido Jedi togrutas desde los inicios de la Orden y sirviendo casi siempre de forma excepcional.

martes, 8 de julio de 2014

Lanzadera Neimoidiana

LANZADERA NEIMOIDIANA


Para ir de una a otra de las grandes naves de la Federación de Comercio o a la superficie de los planetas conquistados económica o militarmente, los oficiales neimoidianos utilizaban las distintivas lanzaderas neimoidianas de tren de aterrizaje curvado, parecido a las patas de un insecto que salían de la panza de la nave, dándole la apariencia de unas tenazas cuando estaba posada.
Los oficiales de la Federación, como Nute Gunray, utilizaron el mismo modelo para escapar de la sitiada Geonosis al principio de las Guerras Clon. El líder militar de la Confederación, el General Grievous, utilizó una lanzadera neimoidiana para llegar a Utapau tras su fallida huida de Coruscant con su cautivo el Canciller Palpatine.


UNIVERSO EXPANDIDO


La lanzadera de la clase Sheathipede es una nave de corto alcance par viajar por la superficie de un planeta o desplazarse a una nave mayor que esté en órbita. Como mucha de la tecnología neimoidiana, la nave recuerda a un gran insecto con sus afilados brazos de aterrizaje. Las lanzaderas fueron diseñadas y construidas por Ingeniería Haor Chall, la compañía que creó muchos de los vehículos y naves del ejército de la Federación antes y durante las Guerras Clon. Las naves tenían interiores hechos a medida, equipados según las especificaciones de cada cliente.
Aunque la Federación tenía unas pocas lanzaderas estándar para los ejecutivos de bajo nivel, la mayor parte eran únicas para cada director ejecutivo que la poseía. La configuración estándar de las lanzaderas se completaba con una cabina frontal tripulada por un piloto, normalmente un droide de la serie OOM. Sin embargo, numerosos clientes neimoidianos eliminaban la cabina por completo. Haciendo todos los controles automáticos el espacio para los pasajeros podía ampliarse. Esto estaba bien ya que  la lujosa lanzadera no estaba destinada para viajes largos. No tenía hiperpropulsor o armas, sólo un fuerte escudo. El Afilalápices que pertenecía al Virrey Nute Gunray no tenía armas, pero sí un poderoso escudo deflector.
Una de las cosas más llamativas de la lanzadera era su tren de aterrizaje. Mientras que la mayoría de las naves se caracterizan por tener un tren de aterrizaje plano que permita repartir el peso del vehículo al aterrizar, la Sheathipede tenía cuatro patas que a todo el mundo le parecían las garras de los agresivos escarabajos soldados, que sirvieron de modelo para diseñarla. No sólo eso, las patas rematan en unas puntas sin propósito. Esto casi siempre causa pequeños daños en las plataformas de aterrizaje visitadas por las lanzaderas, casi como una firma despreciativa de la Federación.
El Afilalápices tenía una cámara en lo alto de la rampa de embarque que albergaba a los droides guardaespaldas durante el viaje equipada con una puerta a prueba de bombas que los separaba de las habitaciones, aunque esto no era de la satisfacción de Gunray. Durante la invasión de Naboo la lanzadera todavía tenía piloto. Esta falta de buen gusto ya se había corregido cuando Gunray utilizó la lanzadera para huir de Geonosis durante la primera batalla de las Guerras Clon.
El General Grievous desconfiaba de los sistemas automatizados por lo cual insistió en que hubiese una tripulación en la nave. Los droides de batalla pilotaban su nave en sus desplazamientos personales cuando su caza no estaba operativo.
Los ejecutivos gobernantes tuvieron que reforzar muchas naves durante las Guerras Clon. Una de estas, un golpe particularmente duro para sus sensibilidades elitistas, fue la construcción de numerosas lanzaderas de la clase Sheathipede para su uso como transportes básicos durante la guerra. Entre estas se incluía una versión armada de la nave. La variante armada de la lanzadera llevaba tres cañones láser, uno a cada lado bajo la cabina y otro montado en la cima del ala superior. La variante armada tenía una cabina ligeramente más ancha para permitir situarse al artillero a la derecha del piloto.