Distrito Star Wars

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domingo, 24 de junio de 2012

Anakin S

ANAKIN SKYWALKER

Un niño, cuyo nacimiento había sido profetizado y que posiblemente fue concebido por la propia voluntad de la Fuerza, Anakin Skywalker ha dejado una huella muy profunda en la historia de la galaxia, conduciéndola a través de periodos de luz y oscuridad. Anakin y su madre, Shmi, que eran esclavos en Tatooine, fueron vendidos por su propietaria Gardulla la Hutt, al chatarrero toydariano sin escrúpulos Watto.
Mientras estuvo con Watto, Anakin adquirió valiosas conocimientos mecánicos y técnicos ganando la reputación de ser capaz de arreglar cualquier cosa.
Estaba tan capacitado técnicamente, que a la edad de 9 años fue capaz de construir un droide de protocolo, C-3PO, para ayudar a su madre en las tareas domésticas.
Anakin era un niño desinteresado. No había en él ni avaricia ni malicia. Lo que no quiere decir que fuese dócil. Cuando le subía la adrenalina tenía una agresiva vena competitiva. La participación en las temerarias carreras de vainas es una prueba de ello.
Anakin Skywalker era el único humano conocido, capaz de soportar las altas velocidades de las vainas. Su pequeño tamaño le permitía sentarse en la diminuta cabina y sus reflejos sobrehumanos le daban la habilidad necesaria para correr con competidores alienígenas mejor dotados para este deporte. Los reflejos de Anakin eran el fruto de la intuición de la Fuerza, el chico podía ver cosas antes de que ocurriesen y así podía obrar en consecuencia.
La sensibilidad a la Fuerza y sus habilidades en la competición hicieron que su camino se cruzase con el del Maestro Jedi Qui-Gon Jinn y la joven Reina de Naboo, Amidala. Ellos estaban huyendo del bloqueo impuesto por la Federación de Comercio a Naboo y necesitaban desesperadamente llegar a Coruscant. Para poder obtener las piezas que necesitaban para reparar su nave estropeada, Anakin tomó parte en una inteligente apuesta que dependía del resultado de la Carrera de Vainas de Boonta Eve.
Anakin empleó al máximo sus instintos durante la carrera contra el maquiavélico piloto de vainas el dug Sebulba. El chico venció al traicionero alienígena ganando no solo la carrera y las necesarias piezas para la astronave, sino que también ganó su libertad. Además se granjeó la atención y admiración de la Reina Amidala que en ese momento se hacia pasar por  una simple doncella. A pesar de la diferencia de edades, ella tenía catorce y él nueve, él le dijo que algún día ambos se casarían. Desafortunadamente Anakin no pudo conseguir la libertad para su madre.
Qui-Gon Jinn sentía el increíble potencial de la Fuerza en el niño y al analizar su sangre descubrió que en ella había un elevado número de midiclorianos, más aún que en la sangre de Yoda. Cuando se fue con Qui-Gon para iniciar su entrenamiento como Jedi, Anakin tuvo que dejar  atrás a su madre y aunque una nueva vida de aventuras le aguardaba fuera del planeta, sus pensamientos  se quedaron con la amable y tranquila Shmi. Qui-Gon creía que Anakin era el elegido del que se hablaba en una antigua profecía, aquel que traería el equilibrio a la Fuerza pero el Consejo Jedi rechazó entrenar al chico, pues sentían que su futuro estaba oscurecido y que era demasiado mayor para empezar a entrenarse.
Después de la liberación de Naboo, a la que Anakin contribuyó pilotando un caza hasta el mismísimo corazón de la navede control droide de la Federación de Comercio, el Consejo cambió su primera decisión y permitió a Obi-Wan que tomase al chico como su padawan.
Durante la siguiente década se creó entre ellos un fuerte lazo. Bajo la cuidadosa guía de Obi-Wan, Anakin se convirtió en un atrevido y obstinado joven de veinte años de naturaleza impulsiva e instinto para la aventura. Sus conductas atolondradas conseguían agotar muchas veces la paciencia de Obi-Wan, pese a lo cual eran muy buenos amigos. De algún modo, Anakin veía a Obi-Wan como el padre que nunca había tenido.
Anakin y Obi-Wan fueron designados para proteger a Padmé Amidala, que ahora era senadora de Naboo, de los intentos de asesinato posiblemente ligados con los separatistas que amenazaban a la República. Era la primera vez que Anakin y Padmé se veían en diez años. Él había pensado en ella todos los días desde la última vez que se vieron, pero ella parecía distanciada y demasiado ocupada con los importantes asuntos con los que trataba. Esto fue un desafío para Anakin. Él había sido educado en las normas Jedi desde niño, y como tal debía tener un gran control de sus emociones. Sin embargo, su mente estaba ocupada con pensamientos sobre Padmé o su madre. Él no había sido capaz de aprender la disciplina  tan necesaria en la orden Jedi.
Cuando fue enviado a escoltar a la senadora Amidala a Naboo, donde ella estaría oculta a nuevos ataques mientras los Jedi investigaban la situación, Anakin apenas pudo contener sus sentimientos. En la tranquila soledad, mezclada con los hermosos paisajes de un escondido retiro 
en un lago de Naboo, la cariñosa amistad y profundos sentimientos compartidos por Padmé y Anakin empezaron a crecer. Fue Padmé la que permaneció fuerte para enfrentarse a sus nacientes emociones. Los dos tenían grandes responsabilidades, él para con la orden Jedi y ella con la República. Simplemente no había tiempo para satisfacer sus deseos.
Una noche, Anakin tuvo pesadillas sobre su madre. Desafiando las estrictas ordenes que le había dado Obi-Wan, Anakin dejó Naboo para volver a Tatooine y buscar a su madre Shmi. Padmé lo acompañó a Mos Espa donde descubrió que su madre había sido liberada  por un granjero de humedad llamado Cliegg Lars con el que después se había casado. En la granja de los Lars, Anakin recibió terribles noticias. Su madre había sido atacada por la gente de las arenas y ya llevaba un mes desaparecida.
Anakin recorrió el desierto buscando a Shmi y la encontró en un campamento Tusken. Se deslizó dentro de la tienda donde ella estaba presa liberándola de sus ataduras, pero sus heridas eran muy graves y Shmi murió en los brazos de su querido hijo. Entonces Anakin perdió el control. Estaba poseído por un odio oscuro que controlaba todas sus acciones. Blandiendo su sable, Anakin salió de la tienda y masacró a todo el campamento. Todos los Tusken fueran hombre, mujer o niño murieron por su mano. Pero incluso esto no satisfizo su rabia. Sentía un odio profundo hacia todos ellos.
Anakin regresó a la granja de los Lars con el cuerpo de su madre. En privado le confesó a Padmé sus atrocidades. Avergonzado por sus acciones y la incapacidad para salvar a su madre, Anakin se derrumbo sollozando por lo que había hecho. Padmé lo consoló lo mejor que pudo.
Un silencioso funeral tuvo lugar en la granja de los Lars. Anakin dio su último adiós a Shmi prometiéndole que nunca más le fallaría. Sabía que algún día sería lo suficientemente poderoso para no fallar a aquellos a quienes quería y  que tal vez algún día, incluso podría impedir que la gente muriese.
Anakin y Padmé después fueron a Geonosis, lugar a donde Obi-Wan Kenobi había sido llevado por sus investigaciones. Kenobi había sido capturado por las fuerzas Separatistas y Anakin quería rescatarlo. Anakin y Padmé se introdujeron en una fundición del planeta donde se vieron atrapados en medio de
las máquinas de la cadena de montaje. Él y Padmé fueron capturados y se reunieron con Kenobi en la arena del estadio de ejecuciones. Enfrentada a la aplastante evidencia de la proximidad muerte, Padmé dejo salir sus sentimientos y declaró su amor a Anakin, amor que él estaba deseando devolverle, a pesar de las consecuencias.
Los Jedi y Padmé consiguieron escapar de una muerte segura a manos de unas peligrosas bestias liberadas por sus ejecutores geonosianos. El espectáculo se interrumpió cuando llegaron los refuerzos Jedi y entonces comenzó la primera batalla de las Guerras Clon. Obi-Wan y Anakin trataron de interceptar al Conde Dooku, el cabecilla de los separatistas  antes de que escapase para acrecentar aún más la rebelión contra la República. En un oscuro hangar se enfrentaron a Dooku. Aunque Obi-Wan insistía en que lo atacasen juntos el impetuoso Anakin se precipitó al combate. Dooku por poco lo deja fuera de combate con un poderoso rayo del lado oscuro.
Obi-Wan tuvo que enfrentarse a Dooku solo, pero el viejo Maestro Jedi era un combatiente más hábil. Hirió a Obi-Wan y se disponía a matarlo cuando Anakin saltó y lo interceptó. Dooku y Skywalker se batieron con fiereza, pero pronto Dooku se demostró demasiado poderoso, incluso para el elegido. El Jedi renegado superó las paradas de Anakin y cortó el brazo del joven. Anakin se desplomó pero se libró de la muerte gracias a la oportuna aparición del maestro Yoda, que combatió con Dooku.
Después de una breve convalecencia, durante la cual el brazo amputado fue reemplazado por uno mecánico, acompañó a la senadora Amidala de vuelta a Naboo. Allí, en el apartado retiro del lago, en una glorieta cubierta de rosas desde la que se divisaba el lago, fueron unidos en matrimonio por un sacerdote de Naboo, en una ceremonia presenciada únicamente por R2 y C-3PO. Lo que debía ser el inicio de una nueva vida era solo otro paso de la destrucción de Anakin. Si Anakin se sintió limitado durante su entrenamiento como padawan, las Guerras Clon demostraron ser un reto aún mayor para su temperamento. Siendo aprendiz de Obi-Wan en la más fiera lucha a la que la República se había enfrentado en muchos siglos, Anakin se convirtió en un hombre contra el telón de fondo de una guerra de apariencia incesante.
A pesar de los tópicos Jedi sobre la paz y la paciencia, Anakin encontraba vigor en las batallas de las Guerras Clon. Se sentía vivo en combate, y sus increíbles habilidades en la Fuerza se agudizaban.
Anakin en solitario transformó en muchas ocasiones derrotas inevitables en victorias. Encuentros en planetas como Cato-Neimoidia y otros, cimentaban las reputaciones legendarias de Anakin y Obi-Wan. 
A lo largo y ancho de la República, los ciudadanos contaban historias de los dos héroes Jedi, la fotogenia y osadía de Anakin le hicieron ganarse el sobrenombre de El Héroe sin miedo. Skywalker se convirtió en una celebridad del estado, a pesar de los dictados Jedi que estaban en contra de tales premios.
Pero esto no implica que la guerra tuviese sus dificultades. Una y otra vez, los separatistas atacaban y Anakin se encontraba reprimido por sus votos Jedi. No podía compartir sus oscuros pensamientos con sus compañeros Jedi, pensamientos que le perseguían desde la aciaga noche en el poblado Tusken. Sabía que ese camino era el que conducía a un mayor poder, pero que también llevaba al lado oscuro. Con la única persona que se sentía cómodo contándole sus problemas era un amigo que tenía desde sus días de héroe infantil en Naboo: El Canciller Palpatine.
Palpatine alababa los talentos de Anakin. En cierto modo Anakin sentía que Palpatine era el único que no le pedía nada. Sólo dejaba que Anakin fuese el mismo y le apreciaba por sus esfuerzos y talentos. No establecía fronteras ni mendigaba su ayuda.
Otra pena para Anakin era la ausencia de su esposa. Durante largas semanas que a veces se convertían en meses, Anakin no veía a Padmé. Como una dedicada senadora, estaba atenta a la guerra, pero mucho de su interés en los informes de la contienda era de origen personal. Los cinco meses que estuvieron separados durante el asedio del Borde Exterior, rompieron sus corazones.
En el último año de las Guerras Clon, Anakin y Obi-Wan estaban destinados en el Borde Exterior cuando les llegó una estremecedora noticia: Coruscant estaba siendo atacado. En el planeta no sólo estaba su querida esposa. También estaba su buen amigo el Canciller Palpatine que había sido capturado por el desalmado General Grievous y sus fuerzas droides.
Con una gran determinación Anakin,  Obi-Wan y las fuerzas de la República se marcharon a Coruscant para detener el ataque al corazón de la República. Obi-Wan y Anakin se infiltraron en la nave insignia y se dirigieron hacia lo que era una trampa segura. A bordo de la nave encontraron a Palpatine prisionero y de nuevo se enfrentaron al Conde Dooku.
En el duelo que siguió, Obi-Wan quedó inconsciente por un golpe telquinético dirigido por el Conde Dooku. Anakin continuó en solitario azuzado por las palabras de Palpatine. Anakin rebanó las manos de Dooku dejando al Lord del Sith indefenso. Bajo la insistencia de Palpatine, Anakin mató a Dooku, decapitando al líder Separatista. Instantáneamente se arrepintió de esa decisión a pesar de la oleada de poder que sintió al hacerlo.

Palpatine trató de convencer a Anakin de que era necesario. Dooku era demasiado peligroso para mantenerlo con vida. 
Kenobi, Skywalker y Palpatine intentaron huir de la nave, pero fueron capturados por las fuerzas droides del General Grievous. Cuando fueron llevados ante el General que estaba en el puente de la nave, Anakin, sorprendentemente, recomendó utilizar como táctica la paciencia. Completamente seguro, su fiable droide astromecánico R2 les proporcionó una distracción mecánica que permitió a Anakin y Obi-Wan atacar a sus guardas y obtener sus armas.
Grievous escapó, pero la nave insignia sufrió demasiados daños durante la Batalla de Coruscant como para permanecer en vuelo. La gravedad del planeta atrajo a la nave hasta la atmósfera y Anakin pilotó la nave partida para ponerla a salvo. Y como era de esperar tuvo éxito. De nuevo probó ser un héroe al rescatar a Palpatine, vencer a Dooku y regresar a casa sano y salvo.
Finalmente, de vuelta a Coruscant, Anakin se reunió con Padmé. La reunión fue agridulce, por una parte Padmé le dio la noticia de que estaba embarazada, lo que complicaba las cosas más. Se preguntaron como podrían seguir manteniendo su relación en secreto con esta nueva complicación. Anakin trató de verle el lado positivo, pero pronto se vio invadido por pesadillas que él temía que fuesen proféticas. Soñaba continuamente con que Padmé moría en el parto.
Además de esta pesada carga había más peso sobre los hombros de Anakin. Estaba en medio de una lucha política entre le Consejo Jedi y el Canciller. Durante las Guerras Clon el poder del Canciller Palpatine se vio aumentado con poderes ejecutivos en el nombre de la seguridad y algunos en el Consejo Jedi, incluido Mace Windu, sospechaban cada vez más de los motivos de Palpatine. Pensaban que Palpatine trataría de convertir al Consejo en un instrumento en manos de la oficina del Canciller.
Palpatine confiaba en Anakin. Su amistad hizo que el Canciller lo nombrase su representante especial ante el Consejo. Normalmente el Consejo Jedi no aceptaba influencias externas, que influyesen en sus decisiones, pero los Jedi tenían un plan. Utilizarían a Anakin para conocer las actividades del Canciller. Aunque no figurase en acta o en ninguna grabación, el Consejo le pidió a Anakin que espiase al Canciller. Específicamente Obi-Wan hizo la petición personalmente.
Anakin estaba rabioso. Ya era bastante malo que el Consejo Jedi se viese envuelto en tal traición, pero era peor pedírselo de una forma tan poco ortodoxa… y que para colmo se lo propusiese su antiguo maestro. Pero estaba más enfadado por no haber sido nombrado maestro. Era el mayor insulto que jamás había oído.
En lo más profundo de su ser pensaba que era más poderoso que todos aquellos anticuados Maestros Jedi. Anakin imaginaba que ellos temían a su poder, ideas que Palpatine había alimentado con sus palabras.
Fue en estos momentos de gran confusión para Skywalker cuando Palpatine se abrió a él. En el transcurso de una tranquila conversación en el Teatro de la Ópera Galaxias Palpatine le contó la antigua leyenda Sith de Darth Plagueis el Sabio. Palpatine le explicó que Plagueis, un señor Sith tenía habilidades que algunos describirían como antinaturales. Como un antiguo alquimista, el podía obtener vida manipulando los midiclorianos o evitar la muerte de otros. Éste era el prometido poder Sith, sugirió Palpatine. Anakin que había estado buscando el modo de evitar que Padmé muriese lo escuchó atentamente.
Anakin le preguntó a Palpatine como había obtenido ese conocimiento secreto y acusó al  Canciller de ser un señor del Sith. El Canciller no hizo nada para disuadir a Anakin de esa idea. Por el contrario, le ofreció a Anakin el conocimiento y el poder que el lado oscuro prometía. Le ofreció a Anakin un camino a la Fuerza que no tenía reglas, códigos o fronteras.
Anakin dio parte del Canciller a Mace Windu, ganándose la confianza del Maestro Jedi. Windu formó un equipo de Jedi capaces de arrestar ala Canciller, pero no dejó que Anakin fuese con ellos. Al quedar solo, con sus atormentados pensamientos, Anakin comprendió que Palpatine era su única oportunidad para salvar a Padmé. Corrió hacia la oficina de Palpatine y descubrió que Mace Windu estaba a punto de acabar con el señor del Sith.
Palpatine le pidió ayuda llamando a Windu traidor y explicando como los Jedi pretendían hacerse con el liderazgo de la República. Mace negó esto identificando a Palpatine como un traidor. Con estos discordantes argumentos luchando por conseguir su lealtad, Anakin se desvió. Sacó su sable láser y puso fin a la situación.
El sable de Anakin sesgo el brazo de Mace Windu. Con sus defensas rotas, Windu fue vencido con facilidad por el Canciller Palpatine. El señor del Sith, ahora ya desvelado como Darth Sidious, mató al Consejero Jedi con un ataque masivo de rayos Sith que lanzaron a Mace Windu al exterior, por la ventana destrozada de la oficina del Canciller.
Con la muerte de Mace Windu, Anakin se había metido de lleno en el camino oscuro. Se arrodilló ante Darth Sidious declarándose un sirviente de los Sith. Contento, Sidious le dio a Anakin un nombre Sith: Darth Vader. Con la promesa de nuevos poderes, Sidious envió a Vader a destruir el Templo Jedi.
En esa terrible noche en Coruscant Anakin se convirtió en el azote de los Jedi. Llevó a un escuadrón de soldados clon al corazón del Templo Jedi. Mataron a todos los que estaban allí. Con sus ojos ardiendo con la llama Sith estaba claro que Anakin ya no era el héroe de antaño. Estaba totalmente sumergido en la oscuridad, tanto para segar las vidas de los pequeños Jedi.
Skywalker ya no existía. Ya no podía oír las súplicas que sus amigos o amados le hacían para que volviese de la oscuridad. Como Darth Vader mató a los líderes Separatistas trayendo el fin a las Guerras Clon. En su rabia casi mató a su esposa completando la terrorífica visión que le había hecho volverse hacia la oscuridad. Cuando su antiguo maestro trató de detenerlo en su carrera de destrucción, Vader sufrió graves heridas en el duelo con sables láser que se desarrolló en Mustafar.
Vader precisó refuerzos e implantes cibernéticos para mantenerse con vida. Su inocencia pura parecía perdida para siempre. Vader proyectó una oscura sombra sobre la galaxia siendo él uno de los principales responsables de la eliminación de la orden Jedi.
Pero Obi-Wan sobrevivió lo suficiente para empezar a entrenar a Luke Skywalker, el hijo de Anakin, como Jedi. El joven Skywalker luchó por liberar a su padre de las ataduras de lado oscuro. Al final, Luke liberó el espíritu de Anakin que habitaba en lo más hondo de la armadura negra, y Anakin se volvió contra su maestro. Anakin mató al Emperador Palpatine, pero fue herido mortalmente.
En la segunda Estrella de la Muerte durante la Batalla de Endor, Anakin Skywalker se estaba muriendo. Le pidió a su hijo que le quitase el casco y la máscara que le permitía respirar, para así poder ver a su hijo con sus propios ojos. Habiendo salvado la vida de su hijo y liberado su alma del lado oscuro, Anakin murió y se hizo uno con la Fuerza. Su forma espectral, contempló a sus dos hijos, los gemelos Luke y Leia, durante la fiesta de celebración Ewok en Endor. 

UNIVERSO EXPANDIDO

Cuando Anakin era un niño, con frecuencia se arriesgaba para ayudar a aquellos que lo necesitaban sin pensar en las consecuencias. Cuando tenía cinco años, trepó a una duna para espantar a unos banthas, a fin de que no fuesen tiroteados por unos cazadores.
En varias ocasiones cayó agotado, pero él no cejó en su empeño para salvar a los animales.
Unos pocos años más tarde, entró en la fortaleza de Gardulla la Hutt para liberar a los niños Ghostling que estaban atrapados allí. Ni el riesgo de enfurecer a la Hutt o a Sebulba, quien la proveía de los Ghostling como esclavos, detuvo al niño.
Cuando tenía nueve años, poco antes de conocer a Qui-Gon Jinn, Watto le envió a negociar con los jawas para adquirir unos androides, ya que era muy bueno en esa clase de trabajo. Acompañado de C-3PO, se dirigió en su speeder al punto de reunión con los jawas.
Los jawas lo estaban esperando en el Mochot Steep, una singular formación rocosa en el medio del desierto. Aconsejado por C-3PO, consiguió dos androides mecánicos en excelente estado, tres multitarea en buenas condiciones y un convertidor de hiperespacio que se podía poner en funcionamiento fácilmente. De regreso a Mos Espa, notó algo extraño y decidió investigar.
Descubrió el cuerpo de un guerrero tusken que yacía a los pies de un acantilado, medio enterrado por una pila de piedras y con una pierna atrapada bajo una gran roca. Con la ayuda de los androides y del speeder, logró retirar las piedras y liberar al Tusken. Después comprobó el estado de sus heridas y vio que la pierna atrapada tenía los huesos rotos por varios sitios. Con el material que tenía en el botiquín del speeder, le hizo las curas y por último le entablilló la pierna. Anakin permaneció toda la noche con el herido hasta que por la mañana la tribu del Tusken herido fue a recogerlo.
La afición de Anakin por las vainas, surgió de forma accidental. Unos años antes de ser liberado, Anakin pilotó una vaina propiedad de Watto para probarla y lo hizo de una forma excepcional. Dándose cuenta de su talento, Watto permitió que  el chico continuase pilotando, viendo los potenciales beneficios que le proporcionaría. Lo que menos sospechaba Watto es que Anakin había comenzado a construir su propia vaina en secreto, con la cual algún día ganaría su libertad.
Cuando formaba parte de la Orden Jedi, el poder y las habilidades de Anakin se hicieron legendarias tanto como su impaciencia e imprudencia. Harto de su sosegada existencia en los tranquilos pasillos del Templo Jedi, Anakin satisfacía sus ansias de velocidad aventurándose en el corazón de las infraestructuras de Coruscant. Allí podía correr por los enormes sistemas de
alcantarillado de la ciudad-planeta arriesgando su vida a cambio de sentir el ímpetu de la gran aceleración.
Cuando se hizo mayor su pesadillas se hicieron peores. El seguía teniendo sueños sobre un futuro oscuro y terribles acontecimientos acechando en el horizonte. Obi-Wan le reprendía por dejarse llevar por el miedo y no usar la Fuerza para controlar sus emociones. A pesar de hacerse más poderoso en la Fuerza, Anakin siempre tropezaba con esta dificultad. Muchos temían que Anakin fuese demasiado poderoso para poder controlarlo.
Durante una misión para encontrar a un Jedi perdido en Zonama Sekot, Anakin fue retado por un asesino Blood Carver llamado Ke Daiv. Anakin incapaz de controlar años de emociones reprimidas, atrapó y mató a Ke Daiv. Esta fue la primera vida que Anakin segó con ayuda de la Fuerza. La intensidad de las emociones de ese momento le atraparon para siempre.
A los trece años, Anakin participó en un importante ritual Jedi. Viajó a las cavernas congeladas de Illum para comunicarse con la Fuerza En una gruta, poderosa en la Fuerza, Anakin tuvo una fantasmagórica visión de su madre y el guerrero Sith muerto Darth Maul. Sin permitir que sus miedos le paralizasen, avanzó a través de la alucinación para descubrir que había conseguido los cristales illum necesarios para construir su primer sable de luz.
Poco después Anakin fue capturado por el temible pirata Krayn que puso al joven Anakin a trabajar en una oscura factoría procesadora de especia. Otro Jedi de incógnito, Shiri Tachi, organizó una revuelta de esclavos que derrocó el imperio de Krayn. Anakin se enfrentó a Krayn, matando al tirano.
Justo antes de las Guerras Clon, en el pequeño pero estratégico planeta de Ansión había una facción que pretendía unirse al movimiento separatista. A petición del Canciller Supremo Palpatine, el consejo Jedi envió a dos Caballeros Jedi, Obi-Wan Kenobi y Luminara Unduli junto con sus padawan Anakin Skywalker y Barriss Offee, a resolver el conflicto. Allí establecieron contacto con los nativos de Ansion y consiguieron que se firmase un tratado entre los habitantes de las ciudades y los nómadas con lo cual evitaron que Ansion se uniera al movimiento separatista.              
Las Guerras Clon vieron el continuo ascenso de la estrella de Anakin y como sus hazañas se hacían legendarias. Un increíble piloto de caza que voló en misiones sobre Kamino, Balamark, Virujansi y otros muchos planetas cimentando una gran reputación por sus incomparables habilidades. Él modificó su caza delta 7
convirtiéndola en una nave única que superaba a todas las naves de su línea.
La guerra convirtió en un hombre a Anakin, pero también alimentaba su orgullo. Cada vez le resultaba más difícil seguir las estrictas reglas del Código Jedi sobre todo cuando la Orden, por causa de la guerra, se movía en un terreno moral tan nebuloso. Cuando podía le escribía a su querida Padmé, pero raramente la veía.
Durante la Batalla de Muunilinst a Anakin se le encargó el ataque al planeta sede del Clan Bancario Intergaláctico, un miembro clave en la Confederación de Sistemas Independientes. Sus excepcionales habilidades de vuelo y liderazgo de los pilotos clon le proporcionaron la victoria. Anakin, sin embargo, se apartó de la batalla siguiendo a una atrevida y brillante nave. A pesar de que Obi-Wan le dijo varias veces que no lo siguiese, Anakin persiguió al misterioso caza con forma de abanico hasta las junglas de Yavin 4. Bajo el dosel de la jungla, en medio de las ruinas de los antiguos templos Sith, Anakin se batió en duelo con Asajj. Sus feroces ataques de sable iluminaban los oscuros alrededores. Anakin venció a Asajj, pero sólo por su odio acercando de nuevo al joven Jedi al lado oscuro de la Fuerza.
Durante las Guerras Clon Anakin y Obi-Wan se separaron en contadas ocasiones siendo enviados como equipo a varios frentes de batalla. Al ser un caballero Jedi Obi-Wan recibió el rango de General y Anakin era su teniente. En el lluvioso planeta de Jabiim Skywalker tuvo que tomar el mando. Se suponía que Obi-Wan había muerto en un ataque separatista y Skywalker lideró a un grupo de padawans “huérfanos”. En medio de la batalla Anakin recibió un comunicado prioritario del Canciller Supremo Palpatine. El gobernante galáctico quería que Anakin supervisase en persona la evacuación de Jabiim.
Aunque le apenaba el no poder luchar al lado de sus camaradas en la batalla final, tenía que obedecer la autoridad de Palpatine, que además era su amigo íntimo. La evacuación de Jabiim se convirtió en una operación fea y controvertida pues las fuerzas de la República abandonaban el planeta para dejarlo a su suerte. El capitán Gillmuun, líder de los leales Jabiimi, reclamó venganza a Anakin y a la Orden Jedi. Empujó con un arma a Anakin, el cual reaccionó utilizando la Fuerza para aturdir a Gillmuun. Ese aterrador poder de la Fuerza le llegó a Anakin de una forma muy sencilla aunque era la primera vez que había utilizado de tal forma el místico campo de energía.
Tras evacuar Jabiim, Anakin fue destinado a los centros médicos de New Holstice. Conoció a A´Sharad Hett, un joven Jedi criado en la cultura Tusken. Dado el odio que Anakin sentía por los moradores de las arenas debido al asesinato de su madre, Skywalker tenía un gran conflicto interno cuando formó equipo con Hett en una misión en Aargonar. Incapaz de expresar sus prejuicios y odio hacia Hett, Anakin proyectó su ira sobre un grupo de tropas yuzzem de la Confederación. Imaginando que eran los tusken que habían torturado y matado a su madre, Anakin eliminó a las tropas alienígenas.
Después de liberar sus emociones, Anakin le reveló su secreto a Hett. Por fin el atribulado joven pudo verlo como un compañero Jedi y no como un guerrero tusken. A`Sharad se quitó su máscara tusken mostrándole sus rasgos humanos a Anakin. Hett decidió guardar en secreto la carga de Anakin, ya que Anakin tenía pensado confesar sus transgresiones al Consejo Jedi.

Pero nunca lo hizo.

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