| GENERAL GRIEVOUS
Cuando
las ávidas corporaciones titánicas y los sistemas de la galaxia privados del
derecho de voto unieron sus fuerzas para abandonar la envejecida República
Galáctica, se convirtieron en la Confederación de Sistemas Independientes.
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Con sus recursos militares crearon un ejército droide que
parecía tener un tamaño ilimitado, un arma que precisaba de un estratega
militar que lo manejase eficazmente.
Entre los mandos de la Confederación se encontraba el General
Grievous, un brillante estratega carente de compasión y escrúpulos. Sus ataques
relámpago y sus efectivas campañas hicieron que su reputación aumentase ante
una amedrentada República. Para muchos, él eclipsó la amenaza del Conde Dooku,
el carismático líder de la Confederación en el terreno político. Grievous era
la cara del enemigo.
Una mezcla de carne y metal, el cuerpo del General era un
arma mortífera forjada por la tecnología de la Confederación. La materia viva
de Grievous estaba encerrada en el interior de su cuerpo artificial con una
gran precisión. Dentro del duro caparazón latía el corazón de un asesino sin
escrúpulos. Una bolsa de tripa presurizada contenía sus órganos vitales,
mientras que su cráneo con apariencia de máscara contenía sus ojos y su
cerebro. Para completar la horrenda amalgama tenía una tos seca y perruna que
provenía de sus pulmones destrozados
Grievous cazaba a los Jedi por deporte, y orgullosamente
lucía los sables láser de sus víctimas colgados de su cinturón como trofeo de
sus conquistas. Su forma nada de lucha poco ortodoxa y sus aditamentos
mecánicos le daban ventaja en los combates cuerpo a cuerpo y su ingenua
estrategia e intachable astucia le hacían casi invencible ante los Jedi. Cada
uno de sus brazos de seis dedos podía partirse en dos, dando lugar a cuatro
brazos, cada uno armado con un sable. Grievous podía girar estos brazos en un
remolino mortal de luz que pocos podían vencer. Sólo entraba en combate con
aquellos oponentes que consideraba dignos de tal. Grievous a menudo prefería
dejar la lucha a sus droides guardaespaldas armados con electrovaras.
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En los últimos momentos de las Guerras Clon, Grievous organizó un atrevido ataque contra el corazón de la República. Su nave insignia lideraba una flota de enormes naves de guerra que se dirigían a Coruscant, sobre la cual se declaró una gran batalla. La lucha ya había durado demasiado. De una forma u otra este golpe sería el principio del fin de la guerra. |
El comandante supremo del ejército droide lo había dispuesto
todo para raptar al líder de la República, el Canciller Palpatine. Huyendo con
su valiosos rehén, Grievous estaba determinado a triunfar y esperaba añadir a
su horripilante colección los sables de los dos guerreros Jedi más famosos:
Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi.
Skywalker y Kenobi se infiltraron en la nave de Grievous y
tuvieron éxito al liberar al Canciller y matar al Conde Dooku. Aunque los
fugitivos fueron atrapados inmediatamente por las fuerzas droides de Grievous y
llevados ante el general. En el puente del crucero, los Jedi se revolvieron
contra sus captores entablando batalla con los guardaespaldas de Grievous. Esto
le proporcionó tiempo para huir de la nave insignia condenada al arrojar una
electrovara contra la ventana del puente, la cual rompió la luna y le permitió
salir al exterior. Grievous trepó por el casco de su nave hasta llegar a las
cápsulas de escape.
Grievous dejó Coruscant para reunirse con la cúpula
Separatista en su escondite secreto de Utapau. Allí recibió una transmisión de
Darth Sidious, el Sith que estaba tras las Guerras Clon. Sidious ordenó a
Grievous que trasladase a los Separatistas a Mustafar y que no se preocupase
por la pérdida de Dooku. Sidious esperaba tener pronto un nuevo aprendiz, uno
más joven y poderoso que Darth Tyranus.
Grievous envió a la cúpula Separatista a Mustafar, pero él
permaneció en Utapau. Una fuerza de ataque republicana liderada por el General
Obi-Wan Kenobi se desplazó al planeta cubierto de pozos para traer a Grievous
ante la justicia. Kenobi se enfrentó a Grievous y lucharon con sus sables.
Grievous había sido instruido en las artes Jedi por el Conde Dooku y lanzó un
feroz ataque contra Kenobi con cuatro sables láser. Kenobi lo resistió y cortó
dos de los cuatro brazos de Grievous y empujó brutalmente al general droide con
la Fuerza. Desarmado, Grievous huyó hacia su vehículo que le esperaba.
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El cyborg fugitivo encendió su moto-rueda y escapó a través
de las laberínticas avenidas de la ciudad pozo de Utapau. Kenobi lo persiguió a
lomos de un veloz lagarto llamado Boga. Kenobi consiguió mantener el paso de
Grievous y saltó al vehículo de Grievous haciéndole perder el control del
mismo. La moto-rueda derrapó y fue a caer al abismo.
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Sus dos ocupantes fueron a dar a una de las pistas de
aterrizaje secretas de Grievous, aquella en la que estaba su caza personal. El
tenaz Kenobi siguió luchando con Grievous, incluso tras haber perdido su sable
en la persecución. La lucha degeneró en puñetazos y patadas brutales y el
metálico Grievous tenía una ventaja clara. Empujó a Kenobi arrojándolo fuera de
la plataforma. El Jedi se sujetó al borde de la plataforma y con la mano libre
y la ayuda de la Fuerza, atrajo la pistola bláster que Grievous había perdido.
Cuando Grievous se acercó para lanzar un golpe mortal, Kenobi
abrió fuego con el bláster. Los disparos acertaron en las partes abiertas del
caparazón de Grievous, destrozando la bolsa presurizada que contenía sus
órganos e inflamando los líquidos conservadores. Los órganos vitales de
Grievous explotaron y aceitosas llamaradas de fuego salieron de los huecos de
los ojos de su casco.
El cuerpo artificial de Grievous se desplomó en la
plataforma, sin vida, sacudido por las convulsiones de la destrucción.
UNIVERSO EXPANDIDO
Antes de ser reconstruido como un
guerrero cyborg, el general Grievous era uno de los mayores genios militares
que el pueblo kaleesh había visto. Desde el duro planeta Kalee, los kaleesh
habían conquistado las tierras y mares de su planeta y mostraban con orgullo su
superioridad luciendo máscaras talladas en los huesos de sus animales más
temibles, el mummu y el karabbac. Las familias guerreras iban pasando de padres
a hijos estas máscaras de hueso, adornándolas con sangre fresca antes de cada
cacería o batalla. Grievous utilizaba una de estas máscaras en su batalla
contra los odiados Huks, una especie vecina.
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Estaba curtido en innumerables batallas
en las que había acabado con los enemigos de Kalee, tras las cuales volvía a
casa con sus esposas e hijos, herido pero envalentonado, listo para entrar de
nuevo en batalla.
Cuando la guerra terminó, Grievous tuvo dificultades para
adaptarse a una vida sin conflictos.
Los
records de guerra de Grievous llamaron la atención de San Hill, el presidente
del Clan Bancario Intergaláctico. Sus contactos en el creciente movimiento
separatista del Conde Dooku habían provocado un profundo cambio y Hill empezó a
buscar influencia y ventaja en la inevitable guerra civil que se estaba
preparando. Vio en Grievous un valioso recurso.
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A cambio de respaldar las deudas de Kalee provocadas por la
guerra contra los Huks, el CBI consiguió los servicios eternos de Grievous como
intimidador y como guerrero.
Fue este fuerte espíritu guerrero el que se transformó el
profundo odio, aturdimiento y rabia que marcarían su destino. El General
Grievous, condecorado campeón de los Kaleesh, vencedor sobre tantos señores de
la guerra Huk, triturador de los huesos de sus enemigos, fue herido fatalmente
en un accidente de lanzadera.
Con su aliado Poggle el Menor, San Hill saboteó la lanzadera
de Grievous lo que provocó un terrible accidente. Suspendido en bacta, el
destrozado cuerpo de Grievous fue
mantenido con vida. No había tenido un final indigno. No había sufrido la
muerte de un guerrero. Los genios tecnológicos del CBI y las fundiciones
geonosianas lo reconstruyeron. Ellos le ofrecieron su cyborg asesino como
regalo al Conde Dooku.
Dooku al principio quedó un poco desconcertado con su extraño
subordinado, pero el y Darth Sidious vieron su potencial. Dooku empezó a
entrenar a Grievous con el sable láser. Le sorprendió ver que la sutileza y
finura del combate se había convertido en brutales ataques multi-arma y esto
contribuyó a los cambios en la guerra. En su base oculta a bordo de la estación
espacial Trenchant enfrentó a sus favoritos Asajj Ventress y Durge con Grievous
para decidir quien iba a ser el comandante del Ejército Separatista. Grievous
salió victorioso.
Cuando Grievous fue reconstruido, se le dio una armadura de
droide genérica y no llevaba capa. Lleno de vanidad, Grievous hizo algunas
modificaciones personales, añadiendo los dientes de metal, las rayas sobre sus
ojos para simular la máscara ósea de la tribu Kaleesh y se hizo una nueva capa.
Desde que supo que al unirse a los Separatistas estaría en guerra continua con
la República, talló las líneas en vez de pintarlas, haciéndolas permanentes.
También se aseguró de que todos sus guardaespaldas vistiesen capas con el
símbolo de guerra Mummu impreso en sus capas.
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Aunque Grievous ya estaba en acción en el momento de la
Batalla de Geonosis, ningún Jedi tenía informes de su existencia, y nadie había
escapado con vida de su presencia
Grievous
dirigió muchas campañas desde bunkers protegidos, pero le gustaba la lucha con
sus soldados sin alma en la primera línea de batalla.
El general Jedi Daakman Barrek fue el primero en dar parte de
la terrorífica
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figura de Grievous en el planeta industrial de Hypori, donde
Grievous acabó con casi todas las fuerzas de Barrek.
Siguiendo a tan sangriento debut, informes dispersos por
Holonet hablaban de los numerosos éxitos en las campañas del General contra la
República. Grievous hirió los sistemas internos de la República a lo largo del
Corredor de Comercio Coreliano conquistando planeta tras planeta. Cuando Duro
cayó tras un ataque concentrado de la Confederación, los planetas más aislados
del Núcleo sintieron miedo por lo que el General podía ser capaz de
conseguir.
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